Monday, February 11, 2019

La monstruosa ley del aborto de Nueva York

Andrew Cuomo. Foto: Wikipedia /
dominio público (CC BY 2.0)
El 22 de enero de este año, el estado de Nueva York aprobó una ley que permite que se practique el aborto durante todo el embarazo, que lo realice cualquier profesional de la salud sin necesidad de que sea médico y, lo más brutal, que quien haga el aborto deje morir al bebé si es que este sobrevive al letal procedimiento.

Andrew Cuomo es el gobernador de Nueva York. Él es quien promulgó la ley aprobada por el Senado con un festejo que parecía “una escena del infierno”, según dijo un Obispo.

Tal vez el líder católico más autorizado para hablar sobre esta nefasta ley es el Cardenal Timothy Dolan, Arzobispo de Nueva York, quien dijo hace poco que Cuomo ha convertido al estado de Nueva York en “la capital mundial del aborto” con esta ley, que podrá seguir vigente incluso si la Corte Suprema de Estados Unidos logra revertir el polémico fallo de Roe vs Wade, que legalizó el aborto en el país en 1973.

Junto con el Cardenal Dolan, otros varios obispos han rechazado la ley de Nueva York, varios prelados han pedido además que se excomulgue (se expulse de la Iglesia) a Cuomo y se le niegue la Comunión.

Ciertamente se le podrían aplicar estas y otras medidas correctivas, pero el caso es que la ley ya está promulgada y ya se aplica. Hace muy pocos días el New York Post publicó una noticia sobre un presunto homicida que mató a su novia embarazada y que había logrado evitar los cargos por el delito del aborto en razón de esta nueva ley.

Y quién sabe cuántas otras monstruosidades permitirá.

No me gustaría estar en los zapatos de Cuomo. No sabría cómo estar solo, ante mi consciencia y ante Dios con semejante peso sobre los hombros.

No le deseo la condenación a Cuomo, pero ciertamente con un pecado tan grave que lo aleja terriblemente de Dios, es una posibilidad.

Y por cierto, no soy yo el que recuerda de la posibilidad de la condenación eterna en el infierno, sino el Cardenal Gerhard Müller, un valiente Arzobispo alemán que fue Prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe entre 2012 y 2017.

En una reciente “Declaración de Fe” publicada a pedido de muchos obispos, sacerdotes, religiosos y laicos ante la confusión actual sobre la doctrina católica, el Cardenal afirma que es una obra de misericordia recordarles a las personas que el infierno es un destino posible si deciden darle la espalda al Señor de la historia.

Esa historia que tuvo un Día Negro, de luto, de muerte, el 22 de enero con la aprobación de la nefasta ley del aborto en Nueva York.

No, no me gustaría estar en los zapatos de Cuomo. Tampoco te lo deseo a ti, querido lector. 

Recuerda que el aborto es un asesinato, un infanticidio, el más ruin de todos los homicidios: se mata a un ser indefenso, completamente inocente. Se mata la vida, se mata a una persona de carne y hueso con un propósito en este mundo.

No seas como Cuomo, no apoyes nunca el aborto, defiende siempre la vida.

Toda vida humana es valiosa. Todos sin excepción somos valiosos y tenemos un propósito, un destino único que nadie más puede llevar a cabo.

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