Friday, July 24, 2020

La Iglesia Católica es literalmente el oxígeno ante el coronavirus


La pandemia del coronavirus nos ha golpeado de todas las formas posibles. Ha sido y sigue siendo un golpe duro, una patada en la cara que nos ha recordado lo frágiles que somos, sin importar nuestra condición social o económica. Nadie está a salvo del todo y todos podemos ser víctimas de la COVID-19 que sigue causando estragos, especialmente entre los más pobres.

Muchísimos han quedado desempleados y no saben bien qué les va a pasar en el futuro. Las cuarentenas van y vienen, y la ansiada vacuna aún no llega, aunque ya hay algunas voces de esperanza como la que llega desde la Universidad de Oxford en Inglaterra.


En resumen, el problema es serio y estamos sin aire, con la lengua afuera.


Como una luz de auténtica esperanza aparece en medio de todo la Iglesia Católica, la Iglesia que fundó Cristo con su Madre, la Virgen María y 12 sencillos hombres que lo dieron todo por anunciarlo.


La Iglesia, tan golpeada siempre y ahora más en nuestros tiempos por los medios que la emprenden contra ella con frecuencia, ha salido y sigue saliendo al frente de múltiples maneras.


Hacer un recuento de todo lo que hace sería intentar escribir un artículo interminable en el que podría haber algunos olvidos injustos o involuntarios. Sin embargo, quisiera mencionar solo algunos.


Vivo en Perú, y aquí dos sacerdotes en Iquitos, en la Amazonía, hicieron una colecta para una planta de oxígeno que ahora abastece al hospital más importante de la zona. Sin eso, muchos se habrían quedado sin este elemento básico para afrontar la enfermedad.


Hace unos días, los obispos del Perú realizaron (y aún se puede donar AQUÍ) una campaña llamada Respira Perú, que busca justamente eso, permitir que los enfermos de coronavirus puedan respirar el oxígeno que requieren.


Iniciativas similares se han lanzado en Trujillo, Chimbote, Huancayo y Cusco, y no me extrañaría para nada que sigan surgiendo otras.


Y ya desde el inicio de la pandemia, muchos otros sacerdotes salieron a colaborar con todos aquellos que comenzaron a sufrir por la falta de alimentos. En Lurín está el buen Padre Omar Buenaventura, del hogar de las Bienaventuranzas, que ha ayudado a miles con comida y que ha promovido y sigue promoviendo una ola de solidaridad con su ya famosa Asociación de las Bienaventuranzas que tanto bien hace.


También está el buen Padre Emerson Velaysosa, que colabora con mucho esfuerzo y entusiasmo con los más necesitados en los cerros de Lima.


En la frontera de Colombia y Venezuela, está el Obispo Víctor Manuel Ochoa, que en Cúcuta desde hace ya varios años sirve a los migrantes, y ahora en esta crisis no ha dejado de hacerlo y ha puesto más empeño para ayudar a cientos de miles de colombianos y venezolanos que sufren.


En México la Iglesia se ha puesto de pie, como era de esperarse, y entre las muchas iniciativas, recuerdo en este momento al actor y productor Eduardo Verástegui, que con su movimiento Viva México y con la ayuda de Cáritas, alienta la ayuda solidaridad para los que menos tienen.


Verástegui además ha promovido y sigue promoviendo el rezo del Rosario por todo el mundo y ha logrado poner a rezar a millones en las redes sociales.


En Nueva York, en la zona de Brooklyn, Cáritas ha llegado con alimentos y medicinas a cientos de miles de personas, ayudando así a muchos hispanos y negros que también se han visto afectado por la crisis.


Podría seguir, pero voy a detenerme ahí porque si no, simplemente no terminaría. Solo quiero agregar dos datos más.


El primero es que tengo que agradecer a todos los sacerdotes, obispos, cardenales y demás voluntarios que han hecho lo posible para que, a través de las redes sociales y la televisión podamos participar de la Misa.


Es cierto, no es lo mismo que estar en ella y poder recibir los sacramentos de la Confesión y la Eucaristía que tanto necesitamos, pero es lo que nos toca ahora hasta que poco a poco se vuelvan a abrir las iglesias y podamos rezar nuevamente rezar y recibir a Jesús sacramentado.


Por cierto, ¿No les parece raro que los centros comerciales y los restaurantes ya puedan funcionar y las iglesias aún no puedan abrir en muchos sitios?


Y para cerrar, creo que es de justicia agradecer la ayuda del Papa Francisco. No solo con sus 35 respiradores y el dinero enviado a distintos lugares y que se envía con mucho esfuerzo. Y no, el Vaticano no está lleno de millones. No. También sufre la crisis.


Creo que el Santo Padre nos ha mostrado lo esencial: Aferrarnos a Dios y no dejarlo, buscarlo siempre pidiéndole sin cesar, haciendo lo que nos toca hacer a cada uno allí donde se encuentre, dándolo todo sin egoísmos, sin miedo y sin miramientos.


Siempre hay alguien junto a nosotros o en nuestro entorno que nos necesita. No seamos indiferentes y pongamos manos a la obra.

2 comments:

  1. ES QUE LA IGLESIA NO ES UN RESTAURANTE LA IGLESIA ES LA INSTITUCIÓN QUE FUNDÓ EL MISMO JESUCRISTO PARA ALIMENTAR AL PUEBLO DE DIOS CON EL PAN DE VIDA Y NO CON PAN DE ARINA

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  2. ME preguntaría dónde están las ONG's y otros grupos que usualmente protestan y difaman a la Iglesia

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