Sunday, February 17, 2019

Los curas son como los aviones

Foto: Pixabay / dominio público
En más de una ocasión he escuchado a algún sacerdote u obispo, tal vez algún cardenal, decir que los curas son como los aviones: solo son noticia cuando caen.

El sábado 16 de febrero el mundo recibió dos noticias sobre sacerdotes. Todos los medios del planeta dieron a conocer la expulsión del estado clerical de quien fuera el excardenal y exarzobispo de Washington, Theodore McCarrick, de 88 años de edad.

Con su expulsión, McCarrick nunca más podrá administrar sacramentos ni celebrar Misa. Si bien en lo más profundo de su ser nunca dejará de ser sacerdote, con la expulsión ya nadie deberá referirse a él como “padre”, no podrá vestir como sacerdote y la Iglesia ya no está obligada a sostenerlo económicamente.

¿Su pecado? Abusos sexuales contra jóvenes seminaristas y sacerdotes, y contra un niño que en el tiempo de estos delitos tenía 11 años.

Seguramente ya has escuchado de él. El castigo, refrendado por el Papa Francisco y sin opción a apelación alguna, es justo y acorde a las normas que rigen la Iglesia Católica.

Por otro lado, el mismo sábado 16 de febrero se supo de un sacerdote salesiano español de 72 años que fue asesinado por terroristas musulmanes en Burkina Faso (África). 

El P. Antonio César Fernández fue emboscado por estos sujetos y, tras retenerlo a él y a otros dos salesianos, lo llevaron de una carretera hacia la espesura del bosque donde lo balearon tres veces.

Este cura tenía 46 años de sacerdote y 55 de salesiano. Cuando cumplió sus bodas de oro como miembro de la congregación fundada por Don Bosco grabó un breve video en el que alienta a seguir la vocación, una gracia que él decía era inmerecida pero que lo hizo muy feliz, sirviendo en África.

Tal vez sobre este cura martirizado has escuchado bastante menos. Posiblemente los medios no te han contado de la gran labor que hace el Obispo de Cúcuta en Colombia para atender a los venezolanos, ni todo el despliegue de los obispos y sacerdotes venezolanos para hacer frente al hambre, ni el trabajo de cientos y miles de misioneros en zonas muy pobres del mundo como América Latina y África.

A los medios no les importa el bien que hace la Iglesia, solo aquello que vende. Un sabio sacerdote peruano que falleció en 2017, el buen Padre ArmandoNieto Vélez, decía en alguna de sus homilías dominicales un viejo adagio: “El bien no hace ruido y el ruido no hace bien”.

Eso sucede con nuestros curas, con esa multitud de hombres que lo dan todo por sus fieles, que huelen a oveja, como dice el Papa Francisco. Hacen todo el bien que pueden siempre en silencio.

Recemos por ellos, por su fidelidad y, si podemos, ayudémoslos con lo que podamos. Lo merecen y lo necesitan.

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