En
los últimos días y por distintas razones que sería largo explicar, el tema ha
surgido de manera natural varias veces. Sí estimado lector: estamos en una
guerra cultural, una guerra declarada contra las cosas más esenciales y
fundamentales de la sociedad, la cultura y, al fin de cuentas, de la humanidad.
No
es una guerra nueva, por cierto. La diferencia está en que los que nos quieren
imponer un pensamiento único en todos los ámbitos de la vida han acaparado los
medios de comunicación, los estamentos del Estado y avanzan sin cesar en una
agenda que promueve fundamentalmente dos cosas: la ideología de género (con el feminismo radical incluido) y el
aborto.
De
este modo los derechos más importantes de todas las personas se ven amenazados
comenzando por el derecho a la vida, el derecho a tener una familia y el
derecho a la libertad religiosa y de conciencia.
En
algunos lugares este modo de proceder que promueve hasta el hartazgo la
ideología de género –que no considera el sexo como algo natural sino como una
construcción socio-cultural– y el aborto como un “derecho” de las mujeres ya se
ha instalado como moneda corriente, pero en otros muchos no.
Escribo
desde Perú y aquí la cosa es clara: somos más, muchísimos más, los que estamos
del lado de la defensa de la vida y de la familia fundada en la unión en
matrimonio de un hombre y una mujer que anhelan amarse para siempre hasta la
muerte.
Sí
querido lector o lectora, somos muchos más los que estamos del lado correcto de
la humanidad y de la historia, aunque los del otro bando que buscan
desestabilizar la familia con la nefasta ideología de género, usando toda la
maquinaria que tienen a su alcance, traten de hacernos creer lo contrario.
Y
entonces, ¿qué nos toca hacer?
Si
estamos en guerra nos toca luchar. ¿Y cómo luchar? Te doy tres formas simples y
cotidianas:
La
primera es el estudio: Estudia bien aquello que hagas y estudia los temas que
están en juego. Te sugiero seguir y leer lo que producen dos politólogos
argentinos que andan desenmascarando la agenda gay en toda la región: Agustín
Laje y Nicolás Márquez, más específicamente “El libro negro de la nueva izquierda”.
Verlos
debatir en youtube también es interesante. Si bien Márquez es más
confrontacional que Laje, más de una cosa se puede aprender del modo en el que
usan y proponen sus argumentos.
La
segunda, educa bien a tus hijos o comparte la información para que otros se
formen contigo. Si a nosotros nos ha tocado un tiempo difícil, también le
tocará a los que vienen un periodo complejo.
Por
ello nos toca formar a las nuevas generaciones para que sean capaces de
afrontarlo. ¿Cómo? Con lo que sabes que es bueno y útil, con firmeza y amor. Y
si no sabes, pregunta, consulta, pero no con cualquiera, busca a gente que sí sepa
del tema que te interese o preocupe. Siempre habrá alguien que te pueda ayudar.
Recuerda que el que busca encuentra.
La
tercera: Reza. La relación personal que tengamos con Dios ciertamente incidirá en
todos los ámbitos de la vida y nos dará esa sabiduría que necesitamos cuando
los conocimientos ya no bastan o cuando la realidad supera de lejos cualquier
tipo de formación que tengamos.
La oración ciertamente nos dará esa perspectiva
que hará falta para soportar y superar aquello que pueda parecer “insuperable”.
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Sencilla y suficiente informacion, que compartiré para animar a la acción
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