En
marzo de este año un seminarista le preguntó al Papa Francisco sobre los
tatuajes. En su respuesta el Santo Padre pidió no asustarse con quienes lostienen y, en cambio, alentó a ir más allá del tatuaje para conocer mejor a lapersona.
“Es
importante no asustarse. ¡Con los jóvenes uno no debe asustarse nunca! ¡Nunca!
Porque siempre, incluso detrás de las cosas que no son tan buenas, hay algo que
nos hará llegar a alguna verdad”, dijo también el Papa en esa oportunidad.
Para
tener una respuesta rápida a la pregunta que titula este artículo, diré que
creo que un tatuaje no está bien y no debería hacerse. Es una intervención
permanente en el cuerpo que no desaparecerá.
El
cuerpo es hermoso y perfecto como es. No necesita adornos o signos adicionales.
Simplemente no le hacen falta. Las declaraciones, enunciados, afirmaciones,
exclamaciones, promesas de amor y demás, que quienes se tatúan quieren
transmitir con sus tatuajes, se pueden hacer de muchas otras formas.
Voy
a poner dos ejemplos sencillos: un papá que ama con locura a sus hijos (yo
tengo dos, así que entiendo la experiencia del amor paterno) no necesita
tatuarse sus nombres en los brazos. Si quiere decirle al mundo que los ama,
pues que haga eso, que los ame. Que se despierte de madrugada cuando haga
falta, que los consuele cuanto estén tristes, que los aconseje cuando se
equivocan, que los reprenda cuando sea necesario, que no duerma una semana
cuando se enfermen, etc.
Un
papá, con tatuaje o sin tatuaje, es capaz de hacer eso y mucho más. Entonces,
¿para qué hacerse uno?
Un
segundo ejemplo: una joven que ama la naturaleza no necesita tatuarse una
mariposa en el cuello. Puede salir a caminar al campo, participar en algún
proyecto ecológico, recoger basura de algún parque, evitar usar plásticos y
muchas otras cosas más. Otra vez, no necesita el tatuaje para expresar su
compromiso.
Los
tatuajes no hacen falta en el cuerpo, templo del Espíritu Santo.
El
cuerpo tiene que ser cuidado, custodiado y protegido porque es un don que el
Señor nos ha dado a todos para vivir, para relacionarnos con los demás. Con él resucitaremos
en el día final.
Siempre
he pensado que hacerse un tatuaje es, de algún modo, algo así como decirle a
Dios: “oye, este cuerpo que me diste no está del todo bien, queda mejor así”.
¿Y
si ya te tatuaste? Pues no te hagas más tatuajes.
¿Y
si todos tus amigos se tatuaron? Esta pregunta se contesta fácil con otra: si
todos se tiran del barranco, ¿tú también? Es cierto que ambas preguntas no son
del mismo nivel, pero creo que el ejemplo sirve.
Otros posts
- POR QUÉ CASARSE POR LA IGLESIA?
- LA CONFIANZA
0 comentarios:
Post a Comment