Esta
vez fui al cine con mi esposa y mi hijo mayor de ocho años. Ningún problema en
que la vean los chicos, se van a divertir.
La
cinta nos cuenta la historia de la Capitana Marvel, interpretada por Brie
Larson, y nos muestra el origen de los Avengers, en esta saga que tanto interés
despierta en todo el mundo.
Un
amigo del trabajo comentó que la cinta tiene un sesgo o tinte feminista, pero
debo decir que no lo tiene o no lo vi. En cualquier caso ese no es el punto en
esta película que nos remonta a los años 90, la década en la que yo terminaba
la secundaria y en la que estudié en la universidad. Debo confesar que me dio
algo de nostalgia, de la buena por cierto.
En
esta nueva entrega de Marvel es interesante cómo se ha tratado la lucha entre
el bien y el mal, con un giro que hace el film más interesante.
Creo
que no cometo ningún spoiler si les digo que se deben quedar hasta el final de
los créditos para ver un par de escenas adicionales, todos sabemos que eso es
casi obligatorio en las películas de Marvel.
La
película es entretenida, me gustó y me dejó pensando en la idea de la
identidad, en la necesidad de responderse a la pregunta ¿Quién soy y qué debo
hacer con mi vida? Ciertamente no es una pregunta sencilla y es una de las
interrogantes que se hace la Capitana Marvel, interpretada en esta cinta por
Brie Larson.
La
respuesta a esta pregunta nos permite tener un norte, un objetivo claro, nos
ayuda para saber hacia dónde vamos.
Y
a nosotros, que vivimos en el mundo real, también nos toca responder con toda
honestidad y con toda claridad, sin miedo a lo que podamos encontrar.
Para
los cristianos, la respuesta necesariamente nos orienta a Dios, que nos llama a
ser nuestra mejor versión de nosotros para vivir amando, sirviendo a los demás;
para hacer aquello en la vida que nadie más puede hacer, que solo cada uno está
llamado a realizar.
El
casado con el cónyuge y los hijos, el cura con sus fieles, la monja con las
personas por las que dejó todo, y así sucesivamente. Solo nosotros podemos
cumplir el plan que Dios pensó desde la eternidad para cada cual, no hay quien
nos reemplace porque todos somos únicos.
Y
tú, ¿te atreves a responder a la pregunta? ¿Te atreves a vivir la aventura de
hacerte cargo de tu propio destino?
No es fácil, pero si nos decidimos a hacerlo, Dios mismo está listo y esperándonos para darnos toda su ayuda.
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