La
Sociedad de los Poetas Muertos cumple 30 años este 2019. No recuerdo
exactamente cuando la vi, pero sí puedo decir que fue hace mucho, que me
pareció una película muy buena y que varias cosas creo pueden ser aplicables a
la vida cotidiana.
No
pretendo hacer un comentario sobre la calidad de la película protagonizada por
el fallecido Robin Williams y por otros jóvenes actores que ahora deben estar
sobre los 40.
En
breve y para contar de qué va la cinta puedo decir que un nuevo maestro de
literatura, interpretado por Robin Williams, enseña a un grupo de adolescentes
en una prestigiosa academia. Con un método poco ortodoxo, este profesor va a
incidir no solo en la vida escolar de cada muchacho sino en su vida personal.
Quisiera
decir antes que nada que lamento mucho que el genial Robin Williams se haya
suicidado. No sé qué lo llevó a esa lamentable decisión a la que nadie debería
llegar, pero sí quiero recordar que toda vida es sagrada y siempre tenemos a la
mano la oportunidad de la redención.
Dios
siempre tiene la mano tendida para salir a nuestro encuentro en cualquier
momento, solo hace falta que nosotros aceptemos tomarla. (En este
POST puedes encontrar Algunas reflexiones sobre el suicidio).
Yendo
al grano de este comentario, quiero decir que me gustaría resaltar tres
elementos: El primero es la necesidad de romper esquemas allí donde es
necesario romperlos. Para dejar más clara la idea: el cambio por el cambio no
es necesariamente bueno. Es bueno en la medida en que permite efectivamente una
mejora.
Pongo
un ejemplo sencillo. El éxito de restaurantes que se mantienen vigentes por
décadas está en el sabor y la calidad que se mantienen invariables. Es posible
que en ese proceso muchos cambios se hayan dado, pero lo fundamental que es ser
fiel al origen se ha mantenido y de allí el éxito.
El
segundo es la importancia de ver las cosas desde otra perspectiva. Algo que
cada vez menos personas hacen por estar concentradas solo en su perspectiva o su
manera de entender las cosas.
Creo
también que es vital ser capaces de ver la realidad desde la mirada del otro, del
prójimo, del amigo, compañero, hermano, etc. para entender las cosas desde una
perspectiva más amplia; o ser capaces de “mirar desde afuera” para entender
mejor una situación concreta.
Y
el tercer elemento tiene que ver con una frase de la película en latín: Carpe diem, que podría traducirse como “Aprovecha
el día”: No desperdicies el tiempo.
Sucede
con frecuencia que decimos que no tenemos tiempo. Y es cierto, ahora parece que
“no tenemos tiempo para nada”. Sin embargo creo que no nos organizamos
adecuadamente y no aprovechamos el tiempo bien.
O
nos puede pasar que malgastamos el tiempo en cosas innecesarias y a las cosas
esenciales les damos muy poco o nada de nuestro valioso tiempo.
Un
ejemplo simple: A veces (o muchas veces) no vamos a Misa porque “no hay tiempo”,
cuando en realidad un pequeño ajuste del horario familiar cambiaría la
situación del domingo que es el Día del Señor.
Si
no han visto La Sociedad de los Poetas Muertos, véanla. Si tienen hijos
adolescentes (desde los 13 o 14, creo) podrían verla con ellos, y aprovechar
para conversar. ¿Qué le ven de bueno? ¿Qué le ven de malo? ¿Se identifican con algún
personaje? ¿Qué habrías hecho tú? ¿Cómo se puede poner en práctica
adecuadamente alguno de los consejos?
Creo
que la cinta puede generar un diálogo provechoso, interesante y entretenido
para una tarde familiar, para un grupo juvenil parroquial, para un grupo de
padres o para cualquier grupo que quiera pasarla bien y conversar luego.
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