Foto Pixabay, dominio público |
El periodismo vive en estos días una seria
crisis, una crisis que es reflejo de la crisis mundial de valores, de
objetividad, y finalmente una crisis de la verdad.
Cada día veo burdas manipulaciones, desinformaciones
o noticias con un sesgo ideologizado que, simplemente, no habría visto hace
algunos años. A veces ya con total descaro y sin el mínimo rigor periodístico.
Los periodistas ya no solo dan la
información – usualmente de muy mala manera – sino que también hacen los
juicios que en el pasado se le dejaban al lector, televidente o radioescucha.
Además y lamentablemente ahora los medios
masivos tienden a tratar ahora a las personas como tontos, como individuos que
no son capaces de pensar por sí mismos. Así nos tienen.
Me pasa también que algunos amigos o
conocidos me repiten las aproximaciones de los grandes medios que, por lo
general, son ideologizadas o sesgadas. Y eso sí que me preocupa.
Honestamente, no me preocupa tanto que buena
parte del periodismo esté podrido. Eso digamos que es fruto del mundo actual
que está también muy podrido.
Lo que también me preocupa es que haya casi
desaparecido en muchos el espíritu crítico o la capacidad de cuestionar las
cosas. Con frecuencia veo y escucho personas que asumen como certero o
verdadero algo, aunque no lo hayan comprobado o contrastado. Eso no debería
pasar.
De otro lado es importante no engañarnos, no
existe el periodismo neutral. Yo, por ejemplo, soy católico e informaré desde
esa óptica. Un comunista informará desde su ser comunista, un seguidor del
nacional-socialismo lo hará como tal; un ateo lo hará sin considerar a Dios; y
así sucesivamente, cada cual según su perspectiva y formación.
Lo que sí debería existir es un mayor
esfuerzo por ser objetivo, por mostrar los hechos y dichos como son, no como
conviene a “mi agenda”.
Una agenda es, por ejemplo, la que
promueven los ideólogos de género y sus arduos defensores en los medios masivos
y en las redes sociales. La ideología de género permea y malogra todo, aunque
sus defensores –al menos en el Perú– digan que no existe tal ideología.
Para el caso, por cierto, enfoque o
ideología de género es exactamente lo mismo. No te dejes engañar, querido
lector.
Ante tanta manipulación, desinformación y
descaro de los medios masivos como la televisión, la radio y los diarios, ¿qué se puede hacer?
Para fortuna, y a pesar de todos sus
elementos negativos, existen las redes sociales. Si bien pueden ser un espacio
de ataques despiadados injustificados o inadmisibles, también son un espacio
donde se puede generar no solo corrientes de opinión, sino donde todos los protagonistas
de la noticia tienen voz.
Entonces, además de ver los medios masivos
también toca mirar las redes sociales para tratar de “ver” toda la figura de
una noticia específica, que por lo general va “amarrada” con varios otros
hechos. Eso quiere decir que, en muchas ocasiones una noticia necesita de otras para existir.
Y después de ver todas las perspectivas,
que deben incluir en la medida de lo posible la fuente original de la noticia,
toca sacar las propias conclusiones, toca pensar por nosotros mismos haciendo
caso omiso a los cientos de opinólogos que existen.
Y después también es importante
generar un espíritu crítico que no crea lo primero que vea o escuche, sino que
analice la información con sentido común.
¿Quién dice qué? ¿Por qué lo dice? ¿Por qué
lo dice de esa forma? ¿Cómo saber si lo que dice es cierto? ¿Qué dice quien
piensa distinto? ¿Qué hacen con la información quienes la difunden? ¿Cómo se
difunde? ¿Cómo se presenta? Son solo algunas de las preguntas que nos debemos
plantear.
Y un consejo final: No permitas que otros
piensen por ti. Elabora tu propio pensamiento, rebate aquello con lo que no
estés de acuerdo. No tengas miedo porque no sabes algo. Si no sabes, infórmate,
averigua, pregunta. Hazlo con total libertad.
No te amilanes ante las burlas. No existe
ser humano que sepa todo: solo hay gente más o menos formada en algún asunto en
particular.
No es malo ser ignorante, lo malo es quedarse ignorante. Toca formarnos para hacer frente a la crisis de la verdad y de la información.
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