El Papa y voluntarios. Flickr JMJ Río 2013 |
El
domingo 27 de enero la Jornada Mundial
de la Juventud (JMJ) Panamá 2019 concluyó con una gran
Misa celebrada en el Campo San Juan Pablo II a la que asistieron, según
indicaron los organizadores, 720 mil jóvenes.
Algunos
ya iniciaron el regreso a casa y otros se quedaron unos días más para hacer
turismo. En cualquier caso, todos vuelven a sus lugares de origen cargados de
experiencias, vivencias, recuerdos, historias y más. Todos regresan y la
pregunta que cae por su propio peso es: ¿Y ahora qué sigue? ¿Qué nos toca
hacer?
En
la Misa de clausura de la JMJ, el Papa Francisco les dijo a los jóvenes que no
son el futuro de la Iglesia sino su presente, son “el ahora de Dios”.
“No
mañana, ahora, porque allí, ahora, donde esté su tesoro allí estará también su
corazón; y aquello que los enamore conquistará no solo vuestra imaginación,
sino que lo afectará todo. Será lo que los haga levantarse por la mañana y los
impulse en las horas de cansancio, lo que les rompa el corazón y lo que les
haga llenarse de asombro, de alegría y de gratitud”, dijo el Santo Padre.
El
Papa no es ningún tonto. Sabe perfectamente que lo que les pide a los jóvenes
de hoy no es sencillo, considerando que son muchos los retos de la sociedad
actual. Sin embargo, el querido Francisco sabe y quiere que los jóvenes también
tengan claro como él lo tiene claro: que con
Cristo todo se puede.
Eso
tampoco es fácil de creer, pero ciertamente es una experiencia que se conoce o
se entiende, cada día un poco más, solo si miramos la vida y a las personas con
los ojos de la fe.
El
Papa también ha dicho algo sobre la forma en la que se debe afrontar la vida
con los hermanos, recordando que el otro es mi prójimo y no un extraño. “El
prójimo es rostro que incomoda hermosamente la vida porque nos recuerda y pone
en el camino de lo verdaderamente importante y nos libra de banalizar y volver
superfluo nuestro seguimiento del Señor”, dijo el Pontífice en la casa hogar El
Buen Samaritano, donde se acoge a enfermos de sida en Panamá.
Ante
el prójimo, toca interesarnos y salir al encuentro, porque “la indiferencia
también mata” y no podemos darnos el lujo de ser indiferentes. Ya no.
Francisco
también animó a los jóvenes a ser protagonistas de la historia, a acoger el
llamado de Dios y responder con valentía como hizo María ante el anuncio del
ángel. “Hágase en mí según tu palabra”. Nada fácil, la verdad.
En
cada jornada mundial de la juventud, los Papas renuevan su confianza y su
apuesta por los jóvenes. Conocen del buen corazón y del hambre de ideales que
tienen. Pero esta apuesta no es solo para ellos.
¡Qué
distinto sería el mundo si cada católico, cada persona de buena voluntad
decidiera guiarse por el amor auténtico, ese que exige sacrificio, entrega y
renuncia¡ Ese que no quita nada, sino que lo da todo, como decía el buen
Benedicto XVI.
Es
cierto que la Iglesia está golpeada, desprestigiada, vilipendiada. La han
pateado y la patean en el suelo cada vez que aparece un nuevo caso de abusos
sexuales. El festival mediático en su contra la hace puré. Por eso el Papa ha
llamado a los obispos de todo el mundo para tratar el tema (Puedes ver mi
comentario aquí).
Y
la apuesta por el futuro sigue, porque las circunstancias no cambian el
horizonte ni un milímetro. Para nada.
No
es fácil asumir las riendas de la vida con coraje. Nunca lo ha sido, pero
ciertamente en ello se juega buena parte del futuro, buena parte del ahora de
la historia que nos apremia, que toca a la puerta todos los días con un reto
nuevo.
“Mira
que estoy a la puerta y llamo. Si alguno oye mi voz y abre, entraré y cenaré
con él y él conmigo”, dice el libro del Apocalipsis.
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