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La
crisis del mundo en todos o casi todos los aspectos parece haber llegado a
niveles infrahumanos que, tal vez, no se haya visto en otras épocas.
El
genocidio del aborto en todo el mundo con leyes
como la monstruosa de Nueva York que permite dejar morir a un bebé si sobrevive
al procedimiento, los asesinatos por razones cada vez más banales, la
corrupción que parece haber copado todo, las guerras en muchas parte del mundo,
la contaminación, los atentados terroristas que pueden ocurrir en cualquier
momento y en cualquier lugar, los
abusos sexuales en la Iglesia y su cada vez más lamentable saldo de desconfianza
y desazón, la delincuencia, el crimen organizado, la
pornografía infantil y muchas otras cosas se hacen, lamentablemente, cada
vez más cotidianas.
Hoy
escuché a dos personas hacer la pregunta que da el título a esta breve
reflexión: ¿Por qué nos ha tocado vivir este tiempo tan complejo y crítico? ¿Por
qué a nuestra generación le toca lidiar con esta realidad que es cada vez más
difícil de explicar a nuestros hijos?
Y
la única respuesta que se me ocurre es: porque
podemos afrontarlo y podemos hacerlo
bien.
No
importa qué tan grave sea la crisis ni qué tan fétido huela la podredumbre del
mal, si estamos aquí en este ahora y en este tiempo, es porque somos capaces de
hacerle frente a tanto mal.
¿Con
qué? Con el bien.
Un
video en las redes sociales muestra a un marino diciéndole a la gente que, si
quieren cambiar el mundo, que comiencen tendiendo la cama todos los días. No sé
si ese sea un buen inicio pero la idea de fondo ciertamente es buena y clara.
Si
quieres cambiar el mundo, comienza por ti y tu entorno más inmediato: tu
familia. Luego sigue con el ambiente de trabajo, con los amigos, los conocidos,
y con todo aquel que se te cruce en la vida cotidiana.
Reza,
haz lo que tienes que hacer, estudia, apunta adonde debes apuntar, trázate
metas y, sobre todo y siempre, LUCHA.
La
vida es un combate, una batalla constante contra nuestros propios vicios, es
una guerra en pos de la virtud, una pelea que debe apuntar al bien y a la
belleza.
Si
eres creyente, Dios será tu fortaleza. Si no lo eres, busca siempre el bien de
todos.
¿Por
qué nos tocó vivir este tiempo? Porque Dios sabe y sabía que podíamos
afrontarlo de la mejor manera posible. Pudo
haber puesto a otros, pero nos puso a nosotros. Hagamos lo que nos toca y
hagámoslo bien.
El
Cardenal
colombiano Juan de Jesús Pimiento Rodríguez, que este 18 de febrero cumplió 100
años, dijo en una reciente entrevista que “uno en las manos de Dios es como
un muñequito en las manos de su Padre. Si uno se deja y comprende que eso es lo
que Dios quiere, uno maneja mejor la vida. Entonces,
para cada persona Él tiene una tarea en la vida y cumplirla es el éxito de uno”.
Así que, manos a la
obra.Otros posts
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