Monday, April 6, 2020

Semana Santa con coronavirus

Las palmas de Domingo de Ramos que hizo mi hijo mayor
La Semana Santa de este año 2020 va a pasar a la historia por el inesperado, inusual e inimaginable escenario que ya empezó el Domingo de Ramos: No podemos ir a las iglesias, no podemos confesarnos o es muy difícil acceder al sacramento, no podemos comulgar una hostia consagrada (porque siempre podemos hacer una comunión espiritual. Al final de esta nota puedes encontrar una oración para hacerla) y nos toca seguir las celebraciones desde casa, por televisión o Internet.

Por la misma razón se han multiplicado, gracias a Dios, la generosidad de sacerdotes y obispos celebrando Misa y ofreciendo distintos consejos para seguir las distintas liturgias de estos días santos (Aquí puedes ver cinco sencillas y fáciles recomendaciones).

Este año, por culpa del coronavirus o COVID19 nos toca una Semana Santa que será inolvidable, que nos tendrá fuera de las iglesias, pero que no debe ser ocasión para alejarnos de Dios. Todo lo contrario.

Consciente de toda esta realidad, el Papa Francisco envió un mensaje en video a todos los que estamos en cuarentena obligatoria para evitar el contagio de la enfermedad, que hasta este lunes 6 de abril ya lleva casi 1 millón 350 mil casos con alrededor de 75 mil muertos en todo el mundo, con Estados Unidos, España e Italia liderando este trágico ranking.

En su mensaje, además de reiterar que reza mucho por el fin de esta pandemia como hizo el viernes 27 de marzo ante una Plaza de San Pedro vacía, en otro momento que quedará para la historia, el Santo Padre afirma que “celebramos la Semana Santa de una manera verdaderamente inusual, que manifiesta y resume el mensaje del Evangelio, el del amor ilimitado de Dios. Y en el silencio de nuestras ciudades, resonará el Evangelio de Pascua. Dice el apóstol Pablo: ‘Y murió por todos, para que ya no vivan para sí los que viven, sino para aquel que murió y resucitó por ellos’ (2 Cor 5, 15)”.

“En Jesús resucitado, la vida ha vencido a la muerte. Esta fe pascual alimenta nuestra esperanza. Me gustaría compartirla con vosotros esta noche. Es la esperanza de un tiempo mejor, en el que también nosotros podamos ser mejores, finalmente liberados del mal y de esta pandemia. Es una esperanza: la esperanza no defrauda; no es una ilusión, es una esperanza”, prosigue Francisco en su mensaje que puedes ver completo AQUÍ.

En su video, el Papa también resalta que “aunque estemos aislados, el pensamiento y el espíritu pueden llegar lejos con la creatividad del amor. Es lo que hace falta hoy: la creatividad del amor”. Y esto nos toca aplicarlo con ahínco y muchas ganas.

He visto el Domingo de Ramos a muchos publicar sus fotos de sus casas adornadas para celebrar esta importante fecha. Como en mi edificio casi no hay plantas y yo ya no pude salir de casa por las restricciones adicionales del gobierno peruano, mi hijo mayor recortó unas hojas, las pintó de verde y con eso aclamamos la entrada del Señor en la Misa que seguimos por televisión. Es la foto de este artículo.

Debo decir que me dio mucho gusto observar a mis dos hijos, cada uno a su modo, ver, seguir y rezar en la Misa de Domingo de Ramos. Aunque no estamos en la Iglesia, podemos ver los frutos de llevarlos cada domingo a celebrar el santo sacrificio del altar: ellos saben qué está pasando, las cosas que no entienden o no saben las preguntan –sobre todo el mayor– y su devoción y su fe siguen creciendo.

En esta Semana Santa con coronavirus y sin poder ir a las iglesias, seamos creativos como dice el Papa: hagamos un horario de oración, meditemos los pasajes de la Biblia sobre la pasión, muerte y resurrección de Cristo, hagamos o ayudemos a los hijos a hacer un pequeño altar, sigamos las distintas celebraciones con reverencia, amor y respeto y; sobre todo RECEMOS MUCHO.

Como me dijo hace unos días una madre de familia colombiana que estuvo secuestrada 453 días o casi 15 meses, y que fue liberada en la Navidad del año pasado, “Dios no nos deja solos, menos ahora. Es tiempo de cambio y recapacitar, de conversión”.

Dejo aquí la oración que ofrecí líneas arriba para hacer la comunión espiritual:

Mi Jesús.
Creo que estás presente en el Santísimo Sacramento.
Te amo por encima de todas las cosas y deseo recibirte en mi alma.
Como no puedo recibirte en este momento sacramentalmente,
entra al menos espiritualmente en mi corazón.
Te abrazo como si ya estuvieras allí y me uno completamente a Ti.
Nunca permitas que me separe de Ti.
Amén.

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