Las palmas de Domingo de Ramos que hizo mi hijo mayor |
La
Semana Santa de este año 2020 va a pasar a la historia por el inesperado,
inusual e inimaginable escenario que ya empezó el Domingo de Ramos: No podemos
ir a las iglesias, no podemos confesarnos o es muy difícil acceder al
sacramento, no podemos comulgar una hostia consagrada (porque siempre podemos
hacer una comunión espiritual. Al final de esta
nota puedes encontrar una oración para hacerla) y nos toca seguir las
celebraciones desde casa, por televisión o Internet.
Por
la misma razón se han multiplicado, gracias a Dios, la generosidad de
sacerdotes y obispos celebrando Misa y ofreciendo distintos consejos para
seguir las distintas liturgias de estos días santos (Aquí
puedes ver cinco sencillas y fáciles recomendaciones).
Este
año, por culpa del coronavirus o COVID19 nos toca una Semana Santa que será
inolvidable, que nos tendrá fuera de las iglesias, pero que no debe ser ocasión
para alejarnos de Dios. Todo lo
contrario.
Consciente
de toda esta realidad, el Papa Francisco envió un mensaje en video a todos los
que estamos en cuarentena obligatoria para evitar el contagio de la enfermedad,
que hasta este lunes 6 de abril ya lleva casi 1 millón 350 mil casos con
alrededor de 75 mil muertos en todo el mundo, con Estados Unidos, España e
Italia liderando este
trágico ranking.
En
su mensaje, además de reiterar que reza mucho por el fin de esta pandemia como hizo
el viernes 27 de marzo ante una Plaza de San Pedro vacía, en otro momento que
quedará para la historia, el Santo Padre afirma que “celebramos la Semana Santa
de una manera verdaderamente inusual, que manifiesta y resume el mensaje del
Evangelio, el del amor ilimitado de Dios. Y en el silencio de nuestras
ciudades, resonará el Evangelio de Pascua. Dice el apóstol Pablo: ‘Y murió por
todos, para que ya no vivan para sí los que viven, sino para aquel que murió y
resucitó por ellos’ (2 Cor 5, 15)”.
“En
Jesús resucitado, la vida ha vencido a la muerte. Esta fe pascual alimenta
nuestra esperanza. Me gustaría compartirla con vosotros esta noche. Es la
esperanza de un tiempo mejor, en el que también nosotros podamos ser mejores,
finalmente liberados del mal y de esta pandemia. Es una esperanza: la esperanza
no defrauda; no es una ilusión, es una esperanza”, prosigue Francisco en su
mensaje que puedes ver completo AQUÍ.
En
su video, el Papa también resalta que “aunque estemos aislados, el pensamiento
y el espíritu pueden llegar lejos con la creatividad del amor. Es lo que hace falta hoy: la creatividad
del amor”. Y esto nos toca aplicarlo con ahínco y muchas ganas.
He
visto el Domingo de Ramos a muchos publicar sus fotos de sus casas adornadas
para celebrar esta importante fecha. Como en mi edificio casi no hay plantas y
yo ya no pude salir de casa por las restricciones adicionales del gobierno
peruano, mi hijo mayor recortó unas hojas, las pintó de verde y con eso aclamamos
la entrada del Señor en la Misa que seguimos por televisión. Es la foto de este artículo.
Debo
decir que me dio mucho gusto observar a mis dos hijos, cada uno a su modo, ver,
seguir y rezar en la Misa de Domingo de Ramos. Aunque no estamos en la Iglesia,
podemos ver los frutos de llevarlos
cada domingo a celebrar el santo sacrificio del altar: ellos saben qué está
pasando, las cosas que no entienden o no saben las preguntan –sobre todo el
mayor– y su devoción y su fe siguen creciendo.
En
esta Semana Santa con coronavirus y sin poder ir a las iglesias, seamos creativos como dice el Papa:
hagamos un horario de oración, meditemos los pasajes de la Biblia sobre la
pasión, muerte y resurrección de Cristo, hagamos o ayudemos a los hijos a hacer
un pequeño altar, sigamos las distintas celebraciones con reverencia, amor y respeto y; sobre todo RECEMOS MUCHO.
Como me dijo hace unos
días una madre de familia colombiana que estuvo secuestrada 453 días o casi 15
meses, y que fue liberada en la Navidad del año pasado, “Dios
no nos deja solos, menos ahora. Es tiempo de cambio y recapacitar, de
conversión”.
Dejo aquí la oración que ofrecí líneas arriba para hacer la comunión espiritual:
Mi
Jesús.
Creo
que estás presente en el Santísimo Sacramento.
Te
amo por encima de todas las cosas y deseo recibirte en mi alma.
Como
no puedo recibirte en este momento sacramentalmente,
entra
al menos espiritualmente en mi corazón.
Te
abrazo como si ya estuvieras allí y me uno completamente a Ti.
Nunca
permitas que me separe de Ti.
Amén.
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