Desde
el inicio de la epidemia del coronavirus, el Papa Francisco ha estado muy
atento al desarrollo de la crisis.
“Deseo
permanecer cercano y rezar por las personas enfermas por el virus que se ha
difundido por China. El Señor acoja a los difuntos en su paz, consuele a las
familias y sostenga el gran esfuerzo de la comunidad china, que ya trabaja para
combatir la epidemia”, dijo el Santo Padre durante
el rezo del Ángelus el domingo 26 de enero en la Plaza de San Pedro en el
Vaticano. Por esos días los fallecidos a causa del coronavirus llegaban a
poco más de 50.
Algunos
días después, en la audiencia
general del miércoles 12 de febrero, al día siguiente de la Jornada Mundial
del Enfermo que se celebró en la fiesta de la Virgen de Lourdes, el Papa elevó
su oración por “nuestros hermanos chinos que sufren de esta cruel enfermedad”. “Que
encuentren el camino hacia la recuperación lo antes posible”, agregó.
En
la audiencia
general del 26 de febrero, el Papa Francisco reiteró su cercanía “a los
enfermos del coronavirus y a los trabajadores sanitarios que los curan, así
como también a las autoridades civiles y a quienes están trabajando para
asistir a los pacientes y detener el contagio".
Además,
un día antes, el director de la Oficina de Prensa de la Santa Sede, Matteo
Bruni, informó que el Vaticano
decidió cancelar algunos eventos en lugares cerrados como medida de precaución
ante la propagación del coronavirus en Italia, donde algunas diócesis como Venecia,
Milán y Turín decidieron suspender todas las misas para evitar el avance
del coronavirus ante la aparición de más de 200 casos en el norte del país.
Asimismo
y a inicios de febrero, el Vaticano
envió cientos de miles de mascarillas a China para ayudar en la lucha
contra la enfermedad.
Según
las últimas cifras, el coronavirus ha cobrado la vida de unas 2800 personas en
China y hay más de 83 mil infectadas en todo el mundo. Fuera de China se
calcula hay unos 4500 infectados que están en países como Japón, Corea del Sur,
Filipinas, Irán e Italia. En este último y según cifras oficiales se han dado 650
contagios, 17 muertes. También se registra que 45 pacientes han sido curados.
En
medio de esta crisis, el Vaticano informó el 27 de febrero que el Papa
Francisco no asistió a una liturgia con los sacerdotes en la Basílica papal de
San Juan de Letrán en Roma debido a una “leve indisposición”, que algunos
atribuyen a una gripe o resfrío, y otros pocos y de manera innecesariamente
alarmista, al coronavirus.
“Esta
mañana el Santo Padre no asistió a Letrán para la liturgia penitencial con el
clero romano. Debido a una leve indisposición ha preferido quedarse en los
ambientes cercanos a Santa Marta y su agenda prosigue regularmente”, dijo
Matteo Bruni en una comunicación a los periodistas.
Lo
cierto es que el Vaticano no ha confirmado ni descartado que lo que tiene el
Papa es gripe o resfrío, mucho menos coronavirus.
Este
viernes 28, Bruni dijo a la prensa que “el Santo Padre ha celebrado Misa esta
mañana y al final, como de costumbre, ha saludado a los participantes pero ha
preferido postergar las audiencias oficiales de hoy. Sin embargo los encuentros
en la agenda en Santa Marta prosiguen regularmente”.
Lo
dicho por Bruni quiere decir que si bien el Papa mantiene la leve indisposición,
no ha dejado de celebrar Misa en la capilla de la Casa Santa Marta donde reside
y mantiene la agenda que habitualmente sigue en este lugar del Vaticano.
¿Y
nosotros qué podemos hacer? Rezar por el Papa y por su salud, y seguir las
indicaciones que, para evitar el contagio, las autoridades civiles y eclesiales
han dispuesto.
Aprovechemos también
para rezar por el Papa Emérito Benedicto XVI que hoy hace ocho años dejó
vacante la Sede de Pedro y que, unos días después, sería asumida por el querido
Francisco.
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