Llegan las fiestas de fin de año –entre
ellas la Navidad que ciertamente es la principal porque nace Dios– y las
celebraciones, almuerzos, cenas, bailes, fiestas, lonches, encuentros,
agasajos, despedidas, graduaciones y demás se multiplican casi como por arte de
magia.
Todos se quieren reencontrar con aquellos
con quienes han compartido durante el año, con los que no han visto, con los
que no volverán a ver, con los amigos de antaño y con un largo etcétera.
Y surge una pregunta en más de uno que
quiere celebrar pero que quiere también ser testimonio de vida cristiana o
simplemente de cordura. Si celebro, ¿está bien tomar alcohol? ¿Cuánto alcohol?
¿Dos vasos, media botella? ¿Cuánto sería lo correcto o lo indicado?
Para comenzar, lo primero que debe quedar
claro es que celebrar y tomar alcohol en una celebración está bien. No hay
problema, ninguno. ¿Quieres celebrar con un par de tragos? Dale. Si estuviera
mal el Señor Jesús no habría transformado seis tinajas de agua en vino.
Pero aquí viene el detalle en el que creo
que solemos fallar o no calculamos bien: la cantidad de alcohol que podemos
tomar. Y no, no te voy a dar una “cantidad exacta”.
Para controlar eso y no hacer papelones de
los que después tal vez no te acuerdes pero de los que te podrías arrepentir
por mucho tiempo, te propongo algunas pautas.
1.- Cada uno sabe o tiene más o menos idea
de cuánto debe tomar o cuántas copas o vasos lo llevan a la embriaguez. Así que
toma menos que eso. No tomes hasta emborracharte. Emborracharse es lo que está mal
porque borrachos nos convertimos en personas sin control.
2.- Si no sabes cuánto alcohol te
emborracha, ve con más calma todavía y mira cómo reaccionas. Si después de dos
copas ya te sientes demasiado “feliz” o te pones muy “triste”, entonces para
ahí. Ese es tu límite.
3.- Sin embargo recuerda que no hay una
cantidad mínima ni máxima, no existe eso, lo que debe existir es tu
discernimiento y tu prudencia para saber decir basta, confía en tu instinto y
en lo que te digan los buenos amigos y las personas más sabias que tú.
4.- Si tienes novio o novia y no estás con
él o ella en la celebración, toma menos incluso. ¿Por qué? Porque lamentablemente
las celebraciones pueden convertirse en ocasión de hacer estupideces que
después puedes lamentar. Pueden ser también ocasión de alguna infidelidad
buscada o no. No te expongas.
5.- Si eres casado y no estás con tu esposo
o esposa en la celebración, pues mayor razón para seguir la pauta anterior. ¿Si
estás con tu esposo o esposa entonces si te puede emborrachar? No, para nada.
Sobrios son más felices.
Otros posts
0 comentarios:
Post a Comment