Wednesday, December 29, 2021

DON'T LOOK UP (No miren arriba)



Creo que la película es buena y vale la pena verla.

La trama es simple: Un astrónomo (Leonardo di Caprio) y una alumna suya que está haciendo un doctorado (Jennifer Lawrence), intentan alertar a la presidenta de Estados Unidos (Meryl Streep) de un cometa que destruirá la tierra.

La presidenta y su jefe de gabinete (Jonah Hill) no escuchan y están más ocupados en otras cosas bastante más banales.

ALERTA DE SPOILER

La presidenta está preocupada por su imagen porque quiere ganar las próximas elecciones y porque está sumida en un escándalo que la involucra y que “llena” las noticias con la ruptura de una famosa cantante (Ariana Grande) y su novio. 


Ambos casos llenan los titulares de los medios, pero especialmente las redes sociales.


Las redes sociales lo han copado todo, como ahora, y definen todo no por raciocinios sino por sentimientos; también como sucede muchísimas veces en nuestros días.


En la cinta, todo en los medios se define ya no por la verdad,  ni el intento por buscarla, sino por la agenda que tienen las personas poderosas, como la presidenta y un personaje que lidera industrias BASH; que gobierna las redes, la tecnología, los celulares y, claro está, el dinero.


Ya no importa la verdad, solo importa ser popular. Ya no importa si algo es cierto o no, bueno o malo, dañino o beneficioso, no interesa. Solo importa la tendencia y el tráfico, el resto es completamente secundario. Algo así como lo que parece estar pasando hoy en día.


Los astrónomos (DiCaprio y Lawrence) aparecen en un programa de televisión nacional y advierten a todos que la destrucción total es inminente. De hecho Lawrence grita “¡Todos vamos a morir!”, y los anfitriones no solo ignoran la advertencia sino que son claros en su mensaje: “cuando algo es complicado nosotros nos encargamos de que sea más ligero”.


La advertencia de Lawrence no solo es ignorada sino que es convertida en un meme viral. Se puede casi palpar la debacle de la razón, la derrota de la verdad, la estupidez en su más alta nota. No interesa la verdad; y si se sabe, hay que acomodarla para que no incomode.


Lo que sigue en la película parece ser una parodia de la actual pandemia del covid y las vacunas incluidas. Aparecen los que creen que el cometa o animan a mirar arriba; y también los que no quieren mirar arriba; siempre con las redes sociales a tope.


Uno y otro bando ya no dialogan. La “realidad” es una u otra forma. Otra vez la verdad no importa, solo sirve o basta lo que uno crea; aunque lo objetivo sea ignorado.


Esto es particularmente claro, pero es bueno recordarlo: Las redes sociales NO son la vida real. Las redes sociales, definitivamente, NO son la vida real, la vida auténtica, la vida que el ser humano está llamado a vivir.


Pueden ser una buena herramienta para muchas cosas, pero allí no se “vive”, la vida está más allá, mucho más allá del celular y con una vasta variedad de opciones.


Es cierto que por las cuarentenas de la pandemia las redes han ayudado y ayudan mucho a comunicarse o a realizar cosas que de otro modo no se podrían, pero no reemplazan la vida humana.


Otra parte de la película que me dejó pensando, casi al final, es un momento de fe de la familia del astrónomo con algunos amigos.


Cuando la destrucción del planeta es inminente, uno de ellos que es evangélico dirige una oración porque los otros no saben cómo hacerla. No es nada extraordinario, pero es una oración normal, decente, buena. Y después de eso todo se destruye.


Claro, a la hora de la muerte o ante el peligro de muerte, hasta el más ateo se vuelve creyente.


Como decía un futbolista en el ámbito deportivo, y no sé si con toda la conciencia del comentario, “la fe es lo más lindo de la vida”.


Sí, la fe es lo más bonito, lo mejor, aquello que hace la diferencia entre la vida eterna y la muerte para siempre.


No importa que tan lejos estemos de Dios, que tan “raro” o inusual nos parezca la dimensión religiosa de la vida, el Señor siempre está esperando con los brazos abiertos, con la mano extendida, con la mirada en el corazón para que le abramos la puerta de nuestra vida.


Como dijo el gran Benedicto XVI: “¡No tengan miedo de Cristo! Él no quita nada, y lo da todo. Quien se da a él, recibe el ciento por uno. Sí, abran, abran de par en par las puertas a Cristo, y encontrarán la verdadera vida”.


Les deseo a todos una ¡Feliz Navidad! (no, no estoy equivocado, en la Iglesia la Navidad se celebra con la Octava de Navidad que va del 25 de diciembre al 1 de enero) y que el nuevo año 2022 esté marcado por un decidido acercamiento a Dios, al Señor que siempre toca a la puerta y llama a cada uno por su nombre.



Otros posts


HABLEMOS DE SEXO


HISTORIA DE UN MATRIMONIO


EL ESPÍRITU SANTO ¿UN DESCONOCIDO?


0 comentarios:

Post a Comment