En
Avengers Infinity War, el malévolo Thanos logra su cometido de eliminar a la
mitad de la población y después de eso lo vemos sentarse a “descansar”. El
villano más poderoso de la saga de los Avengers cree así, honestamente, que le
ha hecho un bien a la humanidad.
Además,
no duda en matar a su hija adoptiva Gamora para obtener la gema del
alma. “Un alma por otra alma”, le dice otro de los oscuros personajes que le
explica las condiciones para obtener el preciado objeto.
Antes
de matar a Gamora, Thanos deja caer una lágrima, pero a pesar del dolor está
dispuesto a que la sangre de su hija se derrame con tal de obtener el poder
prometido. No sé cómo duele perder a un hijo, pero no quisiera estar en el pellejo de un padre o una madre que deciden acabar con el suyo a través del aborto.
Estos
dos eventos relacionados a Thanos me hicieron pensar en algunos argumentos que hay hoy
en el mundo para acabar con la vida de seres humanos.
Hasta
hace muy poco los hermanos en China estaban prohibidos porque imperaba en todo
el país la política del hijo único. Si una mujer volvía a salir embarazada
después del primer hijo, era obligada a abortar.
En
la India, el aborto selectivo femenino aún se práctica. Muchos son los que
creen que es más conveniente, por razones socio-culturales y económicas, tener
un hijo varón antes que una hija. Así que, si una mujer se embaraza de una niña
es probable que la pequeña termine muerta.
Quienes
defienden y promueven el aborto olvidan que no estamos superpoblados. El hecho
concreto es que la población está mal distribuida.
De
hecho, la historia nos dice que cada vez que hubo un crecimiento poblacional considerable,
el desarrollo también lo fue como en la Revolución Industrial.
ALERTA DE SPOILER
En
Avengers Endgame Thanos explica por qué creía que al acabar con la mitad de la
población hacía un bien: “acabé con la mitad porque pensé que de ese modo la
otra mitad iba a prosperar. Me equivoqué”.
Thanos
no parece arrepentido pero sí parece haber tomado consciencia, al menos, de que
cometió un error. Un gravísimo error. Esa toma de consciencia también debe
llegar a quienes defienden, promueven y buscan legalizar el aborto y la
eutanasia. Siempre están a tiempo de volver a la senda del bien.
Las
personas humanas no son descartables ni desechables. No se puede eliminar a la
mitad de la humanidad, no se puede eliminar a una sola persona en defensa de
cualquier ideología ni bajo ninguna circunstancia.
Una
clara excepción en este marco es la legítima defensa. En cuyo caso el
responsable de la muerte es el mismo agresor, no quien se defiende de un
posible asesinato. Esto no lo digo yo sino San Juan Pablo II en el numeral 55 de su encíclica Evangelium vitae (El Evangelio de la vida) que puedes leer AQUÍ.
Toda
vida humana es sagrada e inviolable desde la concepción hasta la muerte
natural.
Un
dato más, el nombre de Thanos proviene del griego Thánatos que significa
muerte. No sorprende entonces su agenda de exterminio, como la de algunos
poderes que creen que algunas personas deben ser eliminadas.
A
nosotros nos toca defender y promover siempre toda vida humana, sin importar su
origen, condiciones ni circunstancias.
Toda vida humana es siempre sagrada, siempre un don precioso de Dios. Él es el único dueño de la vida. No lo olvidemos.
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