Sunday, July 7, 2019

¿El secreto de confesión es inviolable?

La respuesta rápida y sencilla es sí. El sigilo o secreto de confesión es inviolable. Así de simple.

TODO lo que le dices a un sacerdote de la Iglesia Católica durante la confesión es absoluta y totalmente secreto. NADIE puede ni debe saberlo, además de tú y el sacerdote.

De hecho el sacerdote no es en sí mismo quien te perdona. Lo hace porque ha recibido de Cristo la facultad del perdón de los pecados. Tal vez valga la pena recordar la fórmula con la que todo cura perdona los pecados en la confesión:

“Dios, Padre misericordioso, que reconcilió consigo al mundo por la muerte y la resurrección de su Hijo y derramó el Espíritu Santo para la remisión de los pecados, te conceda, por el ministerio de la Iglesia, el perdón y la paz. Y yo te absuelvo de tus pecados en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo”.

El Código de Derecho Canónico, la norma que rige a toda la Iglesia, establece en el canon 983 lo siguiente: “El sigilo sacramental es inviolable; por lo cual está terminantemente prohibido al confesor descubrir al penitente, de palabra o de cualquier otro modo, y por ningún motivo”.

En el canon siguiente, el 984, el código señala que “está terminantemente prohibido al confesor hacer uso, con perjuicio del penitente, de los conocimientos adquiridos en la confesión, aunque no haya peligro alguno de revelación”.

Si un sacerdote rompe el sigilo o secreto de confesión queda excomulgado. Eso lo establece el canon 1388 cuando señala que “el confesor que viola directamente el sigilo sacramental, incurre en excomunión latae sententiae reservada a la Sede Apostólica”. 

Esto quiere decir que el sacerdote que rompe el secreto de confesión queda excomulgado o fuera de la Iglesia de manera automática, una pena que solo puede ser levantada por el Papa.

Lo dicho hasta aquí es una breve explicación que creo se hace necesaria ante una tendencia legal en distintos lugares del mundo como Australia y Estados Unidos, donde se quiere obligar a los sacerdotes a violar el secreto de confesión cuando oigan algún pecado relacionado a los abusos sexuales contra menores.

Un disclaimer aquí: Comparto plena y totalmente la política de tolerancia cero ante los abusos sexuales, promovida en toda la Iglesia por el Papa Francisco, como lo fue antes por el Papa Benedicto XVI y como hizo durante su pontificado el gran San Juan Pablo II.

De hecho este último dijo en uno de sus discursos a los cardenales estadounidenses en el año 2002 lo siguiente: “La gente debe saber que en el sacerdocio y en la vida religiosa no hay lugar para quienes dañan a los jóvenes. Debe saber que los obispos y los sacerdotes están totalmente comprometidos en favor de la plenitud de la verdad católica en materia de moral sexual, una verdad esencial tanto para la renovación del sacerdocio y del episcopado como para la renovación del matrimonio y de la vida familiar”. (Puedes leer el discurso completo aquí).

¿Por qué no se puede violar el secreto de confesión?

Tal vez uno de los que mejor explica por qué un sacerdote no puede ni debe violar el secreto de confesión es Mons. José Gomez, Arzobispo de Los Ángeles en Estados Unidos.

Este arzobispo de origen mexicano ha denunciado en distintas ocasiones el sinsentido de una ley que busca que se viole el secreto de confesión en el estado de California.

El Arzobispo explicó que este proyecto es “una amenaza mortal para la libertad religiosa de todos los católicos” y “lo que es más alarmante es que este proyecto de ley se está promoviendo sin tener ninguna evidencia de que protegerá a los niños”.

“Las audiencias sobre ese proyecto de ley no han presentado un solo caso, ni en California ni en ningún otro lugar, en el que este tipo de delito pudiera haberse evitado si un sacerdote hubiera revelado información que hubiera escuchado en confesión. ¿Por qué nadie le pide al patrocinador de ese proyecto de ley que proporcione evidencia de sus acusaciones contra la Iglesia?”.

El Prelado dijo además que “el abuso sexual infantil no es un pecado que la gente confiese a los sacerdotes en el confesionario. Los que atienden psicológicamente a tales depredadores nos dicen que lamentablemente muchos de ellos tienden a mantener el secreto, son manipuladores y no pueden comprender el grave daño de sus acciones”.

Lo más probable es que sean “los periodistas y abogados los que escuchen la admisión de haber cometido esos delitos. Sin embargo, este proyecto de ley no propone eliminar el secreto profesional entre abogado y cliente o la protección de las fuentes de los periodistas. Solo se dirige a los sacerdotes católicos”.

El Arzobispo de Los Ángeles indicó que “los católicos creemos que en el confesionario podemos contarle a Dios todo lo que está en nuestro corazón y buscar su misericordia sanadora. El sacerdote es solo un instrumento; él actúa en la ‘persona de Cristo’. Confesamos nuestros pecados, no a un hombre sino a Dios”.

“La privacidad de esa conversación íntima, nuestra capacidad de hablar con total honestidad desde nuestros labios hasta el oído de Dios, es algo absolutamente esencial para nuestra relación con Dios”.

Dos sacerdotes que dieron su vida por proteger el secreto de confesión

Son varios los sacerdotes que dieron la vida para proteger el secreto de confesión. 

Allí están San Mateo de Magallanes, que murió ejecutado por no revelar los pecados de los prisioneros en México cuando el gobierno perseguía a la Iglesia en 1927; o el Beato español Fernando Olmedo Reguera, asesinado en 1936 durante la Guerra Civil Española cuando la Iglesia también era perseguida.

Por la persecución que sufría la Iglesia, el beato se vio obligado a dejar su convento, fue arrestado y torturado. Lo presionaron para que revelara los pecados de varias personas, pero el sacerdote nunca cedió. Fue fusilado fuera de Madrid por un tribunal popular.

La próxima vez que vayas a confesarte, hazlo con toda confianza. Dios nos espera allí en la persona del sacerdote, y este sabe que lo escuchado no lo puede revelar nunca a nadie.

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